viernes, 25 de marzo de 2011

La hora del planeta.

Leo en ABC que “mañana es la hora del planeta, y que WWF espera que a las 20.30 horas se apague la luz en todo el mundo durante 60 minutos para dar un respiro a la Tierra.”

Este tipo de iniciativas, o similares cadenas que inundan los correos electrónicos son, como mínimo, ridículas, y no porque tengan poco seguimiento, sino que desde su misma raíz están equivocadas. Son fruto del caletre de malthusianos y amigos del apocalipsis, que nos llevan dando el tostón ya ni se sabe los años.

Siempre he pensado que si hiciéramos caso de la prédica ecologista estaríamos abocados a un final tan trágico como el del pobre protagonista de Wicker Man, víctima de una pagana secta que rinde culto a la madre tierra. La misma Madre Tierra que se cepilla miles de vidas por un golpe de mar o hace temblar sus entrañas para engullir a hombrecillos cada cierto tiempo.

La única opción consecuente con sus mismas teorías (véase si no la filosofía del primitivista John Zerzan) es animar a la gente al suicidio en masa, a la manera de Soylent Green y predicando con el ejemplo, claro está. Imaginen una tierra sin la horrible presencia del ser humano, donde las fierecillas y la vegetación todo lo invadan. He aquí, por fin, el paraíso ecologista, la vuelta a los orígenes. O sea, a la nada.

Ya que según el eminente científico Hugo Chávez el capitalismo destruyó la vida en Marte, abandonemos de una vez, dejemos respirar a la Tierra.

Pueblos del mundo, extinguíos.






Notas.

-La viñeta sobre la eco-tortura es de Cox y Forkum. Vista en 30 more great environment cartoons.


-Crítica de la película Wicker Man.

-Sobre la filosofía primitivista de John Zerzan, ver el artículo de Gustavo Bueno La nostalgia de la barbarie, como antiglobalización.

viernes, 18 de marzo de 2011

Dos relatos: Hans y los insectos (Agustín de Foxá) y Bebe mi sangre (Richard Matheson).


"La civilización de las hormigas, millones de años anterior a la de Babilonia o la de Egipto, reveló sus secretos. Seres inteligentísimos, evolucionando desde el ámbar del Báltico, pero mudos hasta entonces para el Hombre (el último ser aparecido), empezaron a hablar." Hans y los insectos. - Agustín de Foxá.


Conocía a Agustín de Foxá sólo por su "Madrid, de Corte a cheka". Pero el otro día, buscando relatos de ciencia-ficción me topé con el libro 'Historias de ciencia ficción. Relatos, teatro y artículos' donde se incluye "Hans y los insectos" (1953), en palabras de Francisco Umbral "un relato sencillamente magistral"...

Hans es un ingeniero forestal y exterminador de plagas sueco que ha dado a parar en un pueblo de Castilla. Sus métodos infalibles para acabar con los insectos le han dado fama mundial, y lo más curioso de todo no sólo es que no utilice DDT u otros agentes químicos para su labor, sino que nadie conozca cómo logra tal efectividad. El mantiene en absoluto secreto su método.

¿Puede un hombre comunicarse con los insectos? ¿Qué tienen en común las organizaciones de las hormigas o abejas con la especie humana? Los descubrimientos de Hans, a pesar de sus éxitos iniciales, le llevarán, sin embargo, a vivir una pesadilla. Lo policial se da la mano de la alegoría política y de una historia de terror.

Por cierto, glorioso el final del cuento, ambiguo y nada tranquilizador. Toda una joya.


"No pronunció una palabra hasta los cinco años. Entonces, una noche, a la hora de la cena, se sentó a la mesa y dijo:
-Muerte." Bebe mi sangre. - Richard Matheson.

Y del caleidoscópico Hans y los insectos del conde de Foxá a un tan breve como contundente cuento vampírico del gran Richard Matheson, del que es interesante conocer su biografía:

"Descendiente de emigrantes noruegos, Richard Burton Matheson nació en Allendale, Nueva Jesrsey, en 1926. A los tres años su familia se mudó a Brooklyn, Nueva York, donde se crió con su madre, separada, devota de la iglesia de Cristo Científico. Lector precoz, Matheson pronto descubrió la literatura fantástica, y a los nueve años ya público sus primeros cuentos en los periódicos locales. Estudió ingeniería estructural en el Brooklyn Technical School y después de graduarse en 1943, se alistó en el ejército en un programa para ingenieros hasta que fue enviado al frente en 1944 como soldado de infantería. Herido en combate, retornó a su país: más tarde, se inscribió en la universidad de Misouri donde se graduó en periodismo en 1949. Un año después, cuando aún estaba dudando si dedicarse a la literatura o a la música, vendió su primer cuento, Nacido de hombre y mujer, a la Magazine of Fantasy and Science Fiction. Este relato fue aclamado por los lectores como un clásico del género y le hizo famoso. En 1951 se fue a vivir a California y un año después se casó con Ruth Ann Woodson con la que tuvo cuatro hijos.

En 1954 apareció su novela Soy leyenda, sobre una pandemia (el Bacillus vampirus) que parece haber exterminado a toda la población del mundo, convirtiendo a los que se quedan en feroces vampiros y dejando como único superviviente de la humanidad a un solo hombre. En 1956 se publicó su otra obra clásica, El hombre menguante, en torno a un personaje que comienza a empequeñecer progresivamente, debido a una extraña intoxicación, hasta extraviarse en un mundo cada vez más desconocido y de proporciones cada vez más gigantescas. La adaptación al cine de esta novela le convirtió en guionista de Hollywood, y en los años sesenta adaptaría varios relatos de Poe al cine y años más tarde varios capítulos de la serie La dimensión desconocida (The Twilight Zone), y escribiría el guión de la película de Steven Spielberg, El diablo sobre ruedas, basada en un relato suyo.

Además de las obras mencionadas, Matheson es autor de veinte novelas de las cuales citaremos Someone is Bleeding (1953), La casa infernal (1971), En algún lugar del tiempo -Bid Time Return- (1975), Más allá de los sueños -What Dreams May Come- (1975) y Eartbound (1989). Sus colecciones de relatos han aparecido consecutivamente en Shock! (1961), Shock 2 (1964), Shock 3 (1966), Shock Waves (1970), Shock 4 (1980) y Collected Stories (1989). Según sus propias palabras, el Leitmotiv de todo su trabajo literario se centra en el "individuo aislado que trata de sobrevivir en un mundo amenazador".

Matheson ha tocado el asunto del vampirismo, además de en Soy leyenda, en un guión para televisión llamado No Such Thing as a Vampire. También en el cuento que les quiero recomendar, Bebe mi sangre. Se trata la historia de Jules, un niño silencioso y perturbado cuya única obsesión es la sangre, y cuyo extraño comportamiento causa inquietud en la escuela y en el vecindario. Un día descubre el Drácula de Bram Stoker, libro que lleva a todas partes y que toma como guía espiritual. El relato pareciera el estudio de un caso patológico, aunque el referente mítico hace su aparición inesperadamente.

En Bebe mi sangre se da, al igual que en aquel Nacido de hombre y mujer, una buena dosis de brutalidad; en ambos no asoma, ni de lejos, la piedad. Léanlos.


Notas:

Ver el artículo Agustín de Foxá y los insectos. Por Jorge Vilches.

La peculiar relación de Hans con los insectos, que "quiso transformarse de ingeniero sueco en Providencia implacable", me ha recordado a una historia de los Simpsons incluida en Treehouse of Horror VII. Se trata de 'The Genesis Tub', donde Lisa crea accidentalmente un micromundo en su muela recién extraída.

Historias de ciencia ficción. Relatos, teatro, artículos. De Agustín de Foxá. En La casa del libro.

Una selección de relatos de Richard Matheson en español: Pesadilla a 20.000 pies y otros relatos insólitos y terroríficos. Editorial Valdemar.

Pueden leer el relato Bebe mi sangre en la antología Vampiros, publicada por la Editorial Atalanta, con un muy interesante prólogo de Jacobo Siruela. La biografía sobre Matheson de arriba ha sido copiada de dicho volumen.


domingo, 13 de marzo de 2011

20 películas libertarias. 2- Cuando el destino nos alcance...(1973).

THE YEAR: 2022

THE PLACE: NEW YORK CITY

THE POPULATION: 40,000,000


El director Richard Fleischer presentó en 1973 una distopía basada en el libro de Harry Harrison ‘Make Room! Make Room!’. En la ciudad de Nueva York, allá por el año 2022, hay una preocupante superpoblación así como una terrible escasez de alimentos. La gente vive hacinada en una urbe caótica donde se decretan continuos toques de queda.

Muy pocos pueden acceder a la comida, siendo la empresa Soylent Corporation, en connivencia con las autoridades, la que distribuye unas tabletas sintéticas a las turbas ansiosas por obtener su ración.

En la ciudad devastada trabaja como policía el detective Thorn (Charlton Heston), ayudado en sus investigaciones por el anciano profesor Sol Roth (Edward G. Robinson). El detective Thorn es avisado de que un hombre, William R. Simonson (Joseph Cotten), ha aparecido muerto en su casa. La vivienda forma parte de unos apartamentos de la zona rica de la ciudad, zona que se encuentra amurallada para evitar posibles asaltos.

Al principio se cree que el móvil del crimen es el robo. Al parecer, un morador de la zona pobre se aprovechó de un fallo en el sistema de alarma para irrumpir y desvalijar la casa. Sin embargo, a nuestro detective no le parece convincente dicha teoría y encarga al viejo Sol que investigue sobre el acaudalado inquilino, el tal Simonson.

En la casa del muerto se encuentran dos gruesos tomos relacionados con la corporación Soylent que Thorn decide llevarse consigo. Las primeras sospechas apuntan a que el guardaespaldas del finado es realmente quien está detrás de lo sucedido.

Las pesquisas de Thorn y Sol Roth les conducirán a averiguar, será Sol Roth el primero en hacerlo, un terrible secreto. Tanto es así que éste no podrá soportarlo, decidiendo poner punto final a su vida y comunicar, in extremis, lo descubierto a su camarada Thorn.

La historia de “Cuando el destino nos alcance…” puede ser vista con júbilo por malthusianos encantados de contemplar –aunque sea en la ficción- sus profecías cumplidas; estoy también seguro de que los ecologistas la disfrutarán por parecidas razones y se relamerán con el retrato de ese planeta desolado por los hombres, que han envenenado el agua y la tierra. De esta película se pueden hacer, por tanto, varias y contradictorias lecturas...

En lo tocante al mensaje libertario, aquí lo que se aprecia es un gobierno omnipotente que raciona los “alimentos” fabricados por una gran corporación, tan entrelazada con el propio gobierno que es indistinguible de éste. O sea, un caso de ‘… combinación de gran gobierno y gran empresa, (que es) el caldo de cultivo adecuado para la tiranía’; y una ocultación sistemática de información vital. Cristian Campos, por su parte, la ve así: "La seguridad social y el estado del bienestar, llevados a su corolario lógico: la eutanasia masiva de viejos e incapaces, a cargo del presupuesto del estado".

El futuro que nos ofrece esta película es el de ciudadanos que han perdido ya todo rastro de humanidad, de gente a la que hasta la ‘cicuta’ le es administrada por el gobierno. Hombres que, en la mayoría de los casos no han llegado a saber cómo era un río, el mar o un bonito paisaje; salvo aquellos que, por avanzada edad, sí pudieron conocer el mundo como nosotros y lloran, desconsolados, viendo esas postales/imágenes de otra época (mientras escuchan a Tchaikovsky, Beethoven o Edvard Grieg) y saben que ya todo está definitivamente perdido.

Los últimos minutos del film, demoledores – con esa despedida tan triste de Sol Roth y la desesperación de un malherido Heston intentando que se difunda la terrible información que le acaban de revelar-, forman parte de esos finales abiertos e inolvidables con una frase que ha dejado huella en la historia del cine, al igual que sucediera con “El planeta de los simios” y Heston gritando, lleno de rabia y dolor, a una semidestruida estatua de la Libertad; o los desgarrados lamentos de advertencia del doctor Miles Bennell en medio de una carretera atestada de tráfico en “La invasión de los ladrones de cuerpos”.



Notas:


-El director, Richard Fleischer, tiene una filmografía digna se ser reivindicada, con algunas películas tan recomendables como...

"20.000 leguas de viaje submarino" (1954); "Los vikingos" (1958); "El estrangulador de Boston" (1968) o "Mr. Majestyk" (1974).

-Ver 20 películas de derechas en orden de excelencia. Las listas de Cristian Campos.

-La viñeta de Cox and Forkum, vista en Capitalism Magazine.

-‘… combinación de gran gobierno y gran empresa, (que es) el caldo de cultivo adecuado para la tiranía’. Ver "Facción anarquista en el Partido de la libertad individual". También LP Radical Caucus 1979.

-El soundtrack de “Cuando el destino nos alcance…” incluye:

"Symphony No. 6 in B Minor, Op.74: 'Pathetique': I. Adagio - Allegro non Troppo"

Pyotr Ilyich Tchaikovsky

"Symphony No. 6 in F Major, Op.68: 'Pastoral': I. Allegro ma non Troppo"

Ludwig van Beethoven

"Peer Gynt Suite No.1, Op.46: I. 'Morning'"

Edvard Grieg

"Peer Gynt Suite No.1, Op.46: II. 'Aase Death'"

Edvard Grieg

-Charlton Heston trabajó en otra producción de terror/ciencia-ficción de similares características: “El último hombre vivo” (The Omega Man), basada en la obra del sin par Richard Matheson “I Am Legend”: Un único superviviente en Los Ángeles, tras una epidemia que ha transformado a todos los seres humanos en vampiros, lucha día y noche por conservar la vida. Más adelante volveré sobre ella.

-Esta fue la última película protagonizada por Edward G. Robinson, un actor colosal. Compruébenlo viendo “Perversidad” de Fritz Lang.

-Son varias las referencias y homenajes a esta película en el mundo de la cultura. Matt Groening la recordaba en episodios de Futurama y Los Simpsons.

martes, 8 de marzo de 2011

20 películas libertarias. 1- La invasión de los ladrones de cuerpos (1956).

"Look! You fools! You're in danger! Can't you see? They're after you! They're after all of us! Our wives…our children…they're here already! You're next!" ~ Dr. Miles Bennell


A los ecologistas habría que recordarles, como bien hace Cristian Campos, que la Naturaleza también es el Ébola y que, además de virus terribles, proliferan otros fenómenos más o menos desagradables de depredación como el parasitismo, siendo el huésped del parásito casi siempre ignorante de su condición de fuente de alimento de otro ser. Pero hay un caso realmente curioso e inquietante: Entre los hongos encontramos un género, el de los Cordyceps, que agrega más de 400 especies con la común característica de que todas son parásitas, normalmente de insectos (hongos entomopatógenos) pero también de artrópodos y de otros hongos. Algunas especies del género Cordyceps son capaces de afectar a la conducta de su insecto hospedador. El Cordyceps unilateralis, por ejemplo, hace que las hormigas se suban a la parte superior de una planta y se agarren a ella antes de morir, asegurando una distribución máxima de las esporas procedentes del cuerpo fructífero que brota del cadáver del insecto. Es decir, que anulan la “voluntad” de la hormiga, dándose el fenómeno de las "hormigas zombies", formícidos transformados en mero instrumento al servicio del hongo que, cuando ha satisfecho su necesidad, deja al animal morir. Imaginen, ahora, que un hongo de estas características cambia las hormigas por humanos y ya tienen una película de terror. Que el hongo sea morador del planeta tierra o venga del espacio exterior lo mismo nos da.

Bien, pues en el mundo de la ficción se abordó, allá en la década de los 50, tan terrible asunto de la mano de, al menos, dos escritores:

En el mismo año 1954 aparecen la novela de Jack Finney “The Body Snatchers” y el relato “The Father-Thing”, con una asombrosa coincidencia temática: la duplicación de hombres por unas criaturas venidas de vete tú a saber dónde. En el caso de “El padre-cosa”, ese genio de la literatura llamado Philip K. Dick nos desasosegaba con una historia de un padre al que su hijo, aterrado, comienza a ver igual que a un extraño. En un momento dado el niño y otros dos chavales encontrarán un repugnante ser, una especie de enorme ciempiés, oculto en el jardín de una feliz familia norteamericana.

El libro de Finney es mucho más conocido porque fue llevado al cine con éxito en 1956, encargándose del guión Daniel Mainwaring y, sin figurar en los créditos, Richard Collins. De la dirección se ocupó, con mano maestra, Donald Siegel. Vayamos con la película de Siegel:

El joven doctor Miles Bennell regresa, tras unos días de ausencia, a su pequeña localidad, Santa Mira. Nada más llegar le comunican algo insólito: hay gente en el pueblo que asegura que sus familiares no son sus familiares; una joven dice que su tío no es su tío; un niño huye de su madre alegando... que ésa no es su mamá.

El doctor, intrigado, decide derivar los casos al psiquiatra, que le tranquiliza hablándole de un caso, no tan extraño al parecer, de histeria colectiva. Pero una noche, interrumpen la velada del médico protagonista en un bar; es un amigo escritor el que, alarmado, le reclama a tan altas horas por un motivo urgente. Una vez en la casa del solicitante, éste le descubre el motivo de su preocupación: en la mesa de billar ha aparecido un cadáver; eso sí, hay algo anormal en el cuerpo, parece un humano incompleto, no mutilado pero distinto del común de los mortales, alguien que no tuviera las facciones bien definidas.

Aquí comienza una verdadera pesadilla para nuestro protagonista, una huida en la que no podrá bajar la guardia, tendrá que olvidar lo que es dormir y huir (al principio junto a su novia y luego en una angustiosa soledad) de todos los que le rodean.

Stephen King le dedica siempre elogiosas palabras y Guillermo Cabrera Infante (en un artículo titulado, con gran acierto, ‘De entre los zombies’) sugiere que nos encontramos ante una brillante adaptación de la teoría hindú del prana.

Se ha hablado de esta película como alusiva al McCarthysmo y a la paranoia anticomunista propia de aquella época de la Guerra Fría, pero tengo entendido que Finney sólo intentó contar una buena historia de terror. Según el punto de vista de John W. Whitehead: “La única resistencia a la represión percibida, nos dice ‘ladrones de cuerpos’, es un individualismo listo para el combate. Hay esperanza en el individuo desafiante. El conflicto entre la sociedad y el individuo es perpetuo. Y los villanos no están tanto en el otro lado del mundo como a nuestro alrededor. El enemigo real, por lo tanto, es el gobierno con sus cada vez más invasivas medidas - algo que ahora vemos que sucede en todo el país - y, de la misma manera, la conformidad ante este clima totalitario. La resistencia debe estar en contra de todas las imposiciones gubernamentales que ponen en peligro nuestras libertades civiles y en contra de toda clase de conformidad, no importa la forma, tamaño o color del paquete que entra en juego porque si no, el enemigo nos arrulla a renunciar a nuestra individualidad.” Por otra parte “Don Siegel reconoció que su película retrata el conflicto entre las personas y las diversas formas de autoridad sin sentido y negó un motivo anti-comunista. En defensa de ‘La invasión de ladrones de cuerpos’, dijo, "Creo que el mundo está poblado por las vainas y yo lo quería mostrar." Sea como fuere, hoy vuelvo a pensar en que es imposible no ver este clásico de los 50 como uno de los más importantes alegatos (alegóricos) hechos contra el colectivismo. Cualquier libertario que se precie debería conocer la obra de Siegel: la epopeya de un hombre contra el totalitarismo (representado por la masa de gente convertida en Pod People), el individuo luchando por no formar parte de un engranaje diabólico, parte de una especie de socialismo que reduce a los humanos a meros insectos sin voluntad. Hoy sabemos que “El Socialismo es un sistema maravilloso. Si eres una hormiga”¿Para el hombre? Como dice el entomólogo E.O. Wilson, "Gran idea. Especie equivocada".



Notas:

-Cristian Campos y el ecologismo: ver “20 películas de izquierdas sin orden ni concierto”.

-Algunas clases de Cordyceps son utilizadas por la medicina tradicional china.

-El extraño caso de las 'hormigas zombies'. ABC.

-Stephen King, como digo arriba, se ha referido a esta película en muchas ocasiones, pueden ver su ensayo Danza Macabra, publicado por la Editorial Valdemar.

-En los Cuentos Completos de Philip K. Dick, Editorial Minotauro, encontrarán “The Father-Thing” (Volumen III).

-El artículo de Guillermo Cabrera Infante “De entre los zombies” apareció en el libro “Cine o sardina”, Editorial Alfaguara. Página 445. Léanlo aquí en PDF.

-A mí parecer, el film de Siegel es de lo más destacable de la, por otra parte, maravillosa década de los 50, una época dorada en lo que al género de terror y ciencia-ficción se refiere. Véase si no esa angustiosa joya titulada “El increíble hombre menguante”. No se volvería a rayar a la misma altura hasta el “Alien” (1979) de Ridley Scott o “La cosa” (1982) de John Carpenter.

-Les recomiendo, amén de la película de Siegel, la versión que Philip Kauffman realizó en 1978. Fue protagonizada por Donald Sutherland y cuenta con un memorable final.

-The Body Snatchers: They're After All of Us and You're Next. John W. Whitehead. LewRockwell.com

-BARCEPUNDIT "EL SOCIALISMO es un sistema maravilloso. Si eres una hormiga".

-Los carniceros del norte. "La invasión de los ultracuerpos" YouTube